El Poder de Dar Gracias

Actualizado: 8 nov 2022
 
'Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: ―Padre, te doy gracias porque me has escuchado. ' Juan 11:41 (énfasis añadido)

Es fácil dar las gracias cuando las cosas ya se han recibido. Lo difícil es dar gracias antes de que se haya hecho el milagro. Hay poder cuando decimos esas palabras a Dios cuando lo único que vemos es muerte. ¿Te imaginas el escenario en el que Jesús pronunció esas palabras? Su amigo murió, todos lloraban, se perdió toda esperanza y Él también lloró. Ese es el único lugar en la Biblia donde lo vemos compartiendo lágrimas. Así como Él, todos tenemos esos momentos.

Cuando sentimos que se ha perdido toda esperanza en algunas áreas de nuestra vida, que otros reciben la respuesta a sus oraciones pero por alguna razón nosotros todavía no, entonces es cuando necesitamos decir "Ya sabía yo que siempre me escuchas". (Juan 11:42a) Esa confianza interior es todo lo que necesitamos para salir y clamar a gran voz y decirle al Lázaro de nuestras vidas: "¡Lázaro, sal fuera!". (Juan 11:43)

Estar seguros de ser escuchados exige amistad, la intimidad de una relación cercana. Cuando hay un área de nuestra vida que ha sido estéril por mucho tiempo, y continuamos "orando sin cesar" (I Tesalonicenses 5:17), a veces tendemos a hacerlo con el tanque de fe casi vacío. Pero, justo ahí es cuando Dios quiere hacernos saber, en nuestro corazón, "Te escucho. ¡Sí, te escucho a TI!".

“Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón. Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.” Colosenses 3:15-17 (énfasis añadido)

Entonces, da las gracias, solo hazlo; verás el poder de la resurrección de Dios levantar lo que no tenía esperanza, y glorificarás al Padre en el proceso. “Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.“ Juan 11:42

La Bendición de la Oración Contestada
“Te exaltaré, Señor, porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí. Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me libraste de los dominios de la muerte; me hiciste revivir de entre los muertos. Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo nombre. Porque solo un instante dura su enojo, pero su buena voluntad, toda una vida. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás caeré». Tú, Señor, en tu buena voluntad, me exaltaste como monte poderoso; pero cuando escondiste tu rostro, yo quedé angustiado. A ti clamo, Señor Soberano; a ti me vuelvo suplicante. ¿Qué ganas tú con que yo muera, con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad? Oye, Señor; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor, mi ayuda! Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, para que te cante y te glorifique y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!” Salmo‬ ‭30‬ (énfasis añadido)
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