La Verdadera Adoración Comienza Antes del Altar

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“Entonces dijo a sus criados: —Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios y luego regresaremos junto a ustedes.”
— Génesis 22:5 NVI
Cuando escuchamos la palabra adoración, la mayoría piensa en música, luces, manos levantadas en la iglesia. Pero según la Palabra de Dios, la adoración es mucho más que una canción: es una respuesta de vida.
Dios responde a la adoración con Su presencia, pero la música es solo un medio. Adorar no es para sentir bonito, sino para darle a Dios el honor que Él merece.
Las palabras bíblicas para adoración —hebreo shachah y abad, griego proskuneó y latreuo— hablan de postrarse, servir, rendirse… ninguna menciona cantar. Eso significa que, si tocamos o cantamos sin rendir el corazón, no hemos adorado (Lucas 17:10).
¿Qué es Adoración?
En inglés, worship viene de worth-ship: atribuir valor, declarar cuánto vale alguien. Adorar es asignarle valor a Dios y expresarlo con nuestra vida.
En Génesis 22, Dios le pidió a Abraham lo que más amaba: Isaac. Abraham obedeció y emprendió un viaje de tres días hacia el monte Moriah.
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La adoración comenzó tres días antes del altar, cuando Abraham decidió obedecer en su corazón.
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Cada paso fue un acto de rendición.
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Podemos imaginar sus pensamientos, lágrimas y el peso de su decisión.
Cuando llegaron al monte, Abraham dijo:
“El muchacho y yo iremos allá y adoraremos…” (Génesis 22:5)
La palabra usada es shachah, que significa inclinarse. Él iba a postrarse y entregar lo más valioso. Dios respondió proveyendo un carnero y bendiciendo el linaje de Abraham, asegurando la llegada de Jesús, el Cordero que quita el pecado del mundo.
Adoración en Espíritu y Verdad
Jesús lo explicó en Juan 4:23-24:
“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren.”
El Padre está buscando adoradores sinceros, que lo adoren con todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— de forma auténtica.
No es cuestión de lugar ni de ritual, sino de corazón. Nuestra adoración debe ser real, no perfecta en sonido sino genuina en intención.
Como dice Danilo Montero, lo importante no es tener la mejor voz, sino el carácter correcto. Dios usa al que está dispuesto, no al más talentoso.
La Decisión Antes del Monte
La verdadera adoración ocurre en lo cotidiano:
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En la forma en que trabajas.
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En cómo tratas a tu familia.
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En cómo administras lo que Dios te confió.
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En cómo respondes en medio de las pruebas.
Jesús dijo:
“El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho…” (Lucas 16:10)
Si aprendemos a adorar en lo secreto, Su presencia será la respuesta natural cuando estemos en el altar.
Aplicación Personal
Pregúntate hoy:
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¿Qué cosas valoro más que mi relación con Dios?
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¿Estoy dispuesto a entregarlas si Él me las pidiera?
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¿Mi adoración es solo un canto o también mis decisiones diarias?
Oración
Señor, quiero adorarte en espíritu y en verdad. Hoy decido rendir mis planes, mis sueños y lo que más valoro. Enséñame a adorarte no solo con mis canciones, sino con mis decisiones. Que cada paso que dé sea un acto de amor y obediencia a Ti.
Cántalo Hoy
Mientras lo cantas, inclínate ante el Rey y entrégale eso que sabes que Él te está pidiendo. Él es digno.
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"¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti, la tienes en la boca y en el corazón». Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo."
Romanos 10:8-10