“¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!” Isaías 52:7 NVI
Últimamente escucho muchas palabras de temor, desaliento y personas tratando de huir de la problemática de inseguridad social y la incertidumbre política y económica en Colombia. Me consterna y causa desasosiego ver como unos pocos aún creen en el país; son contados los que pensamos de manera positiva ante lo que parece inminente.
Mi interés no es hablar sobre política, aunque como empresaria debo reconocer riesgos macroeconómicos y actuar en consecuencia por el bien de las partes interesadas; por lo cual no pretendo hacer caso omiso a la innegable coyuntura actual para la toma de mis decisiones. Y es que la gente se está yendo de Latinoamérica a vivir a Estados Unidos, los de Estados Unidos a Europa y los súper magnates, se están yendo a la Luna. Y la realidad es que nadie se podrá librar de lo que está por venir.
Mientras tanto mi seguridad está en saber que yo le sirvo a un Dios que me bendice en cualquier lugar donde esté, el cual no esta limitado por la inflación, el valor de las monedas, ni por los regímenes políticos que van y vienen. Pues mi reino no es de este mundo, yo podría acudir a mi Padre para que disponga batallones de ángeles, pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder? (Jn 18:36, Mt 26:53-54).
Al leer Isaías 52, no puedo evitar sentir gozo, un gozo que solo los que han discernido las explicaciones angelicales del libro de la biblia “Revelation” lo pueden entender. El gozo de saber que nuestro verdadero y legítimo Rey, está por venir y desde esa perspectiva, me considero mensajera de las buenas nuevas del evangelio, la buena noticia de que el régimen actual está por llegar a su fin.
En medio de una sociedad que no sabe en donde encontrar su reposo, su paz. Los cristianos debemos ser voces que anuncian La Paz (Jn 14:27), las buenas nuevas de Jesús. La buena noticia de que El Reino De Dios está cerca de ti, si te arrepientes y lo buscas tú también podrás estar por encima de cualquier régimen de este mundo, y asegurar tu eternidad. La buena noticia de que Un solo hombre murió por todos nosotros, y que si lo aceptas en tu corazón, tendrás vida eterna. La buena noticia de que ya no tienes que ser esclavo del pecado, porque si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo (Rom 5).
“Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: —¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume.” Lucas 7:44-46 NVI
Ahora entiendo porque María Magdalena beso tanto los pies de Jesús, con sus lágrimas los lavo y los ungió con su mejor perfume. Siempre me pregunte, ¿por qué los pies?, ella estaba exaltando la hermosura de los pies que la alcanzaron. Los pies de Jesús nos muestran lo hermoso que es salir de las puertas de nuestra iglesia, para ensuciarnos cada día con el polvo de la calle e incluso tener que sacudirlos de vez en cuando para seguir adelante (Mt 10:14). Ella lavo y ungió los pies, que al día siguiente soportarían los clavos, por el bien de todos los que estábamos afuera de la casa de Dios.
Yo creo que Jesús hoy está en su trono preguntándose ¿Donde están mis pies?!. El cuerpo de Cristo, ahora más que nunca, necesita a los pies de Jesús.